lunes, 24 de diciembre de 2007

Valga como explicación de ese título de ahí abajo

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"LA FIESTA"
(Ilegales)



Llegamos a la fiesta,
sin estar invitados.
Llegamos a la fiesta,
todos muy maqueados.

Nos comimos su comida,
nos bebimos su bebida.
Metimos mano a las chicas.

Llegamos a fiesta,
sin estar invitados.
Llegamos a la fiesta,
todos muy bien peinados.

Y nos emborrachamos,
todos nos colocamos.
Metimos mano a las chicas.

Voy a dar una fiesta,
y no os voy a invitar.
Pero quiero que vengáis,
y que entréis por la cara.

Que os comáis mi comida,
que os bebáis mi bebida.
Y metáis mano a las chicas.

Voy a dar una fiesta.
Voy a dar una fiesta.
Pero no estás invitado.


viernes, 21 de diciembre de 2007

Cómo no intentar atracar al universo (y no conviene hacerlo: se rebota que no veas)

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Un día me encuentro con que me enfado, y me paro y me doy cuenta de que ha sido conmigo porque me he vuelto a sorprender con una esperanza.
La frustración es algo peligroso, y no hace falta engañarse con ilusiones para vivir y disfrutar y divertirse y gozar. De hecho así se hace, no sólo se persigue.

Hoy me regodeo a ratos porque tengo una cita, pero lo hago en el momento, no sobre lo que pueda pasar cuando llegue. Juego con mi sensación, con lo que hay en mi cabeza, no lo hago depender todo de lo que pueda pasar en el futuro. Después de todo, mi cabeza existe y el futuro no. Y así no vuelvo a presionar a nadie para que me dé lo que espero. Aunque... un poco sí, si sé que le gusta.

jueves, 20 de diciembre de 2007

"Nos comimos su comida,/ nos bebimos su bebida..."

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"-Qué bien te lo pasas, ¿no?"

Pues sí, últimamente digo de todo que es divertido. Disfruto de pisar suelos con unas u otras texturas, del viento en la cara y esas cosas típicas. Disfruto de jugar, de aprender a tener la mente tranquila, o entretenida en asuntos personales mientras el trabajo intenta volverme loco. Disfruto como nunca de la sorpresiva lentilla helada en el ojo por la mañana, o de una gota igualmente helada en el oído (casi más que la lentilla, porque lo notas por dentro en toda la cabeza, tras el ojo también. Tal vez si lo combino con la lentilla alcance la iluminación. O se me congelen los sesos, hay que probar).

Me mola ver las cosas que se mueven deprisa, y las que se mueven despacio -un bicho sobrevolando una planta es todo un espectáculo.

Disfruto de lo que pasa, y a veces también de lo que no. De montar en el coche y no verme flaseada la retina por el reflejo del parasol (¿hay asociación de damnificados por los reflejos traicioneros de reflejos en parasoles plateados, ADPRTEPP, que suena estupendo? ¿Alguna división de la ONCE?).

Y me sale la vena gurú cuando gente a la que no me gusta ver sufrir sufre por emociones descontroladas como un ansia, un miedo a una entrevista profesional o personal, una impresión ante lo desconocido, una vergüencilla sin importancia aparente... No seré quien diga que es sólo cosa de darle un botón, ni lo diré aun cuando lo encontrare y dominare (me gusta también usar tiempos verbales en desuso), porque hay que currárselo, pero las emociones se pueden transformar; sufrimos por cómo nos tomamos las cosas más que por ellas mismas.

Canonize it

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Me dedico a las Artes Gráficas aparte de otras cosas, creo todos los días y nadie va a venir a traerme o a devolverme parte de lo que habría de pagar por grabar mi propio trabajo. Declaro abiertamente que haré lo que pueda por recuperar ese dinero, aunque haya de ser robando cedéses en carrefúrcias, y ya que se apañen entre ellos. No pienso ser precisamente yo con la miseria que gano el que subvencione la farlopa del subnormal de Miguel Ríos.

http://www.todoscontraelcanon.es

martes, 27 de noviembre de 2007

Vértigo

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No es que las cosas me vayan de puta madre ahora, sólo estoy teniendo un avance, un asomo, un aperitivo de lo que podría ser. Nada es rotundo ni definitivo, ni me preocupa la estabilidad, pero acostumbrado a esperar que las cosas pasen u ocurran, viviendo en un lugar donde no parece suceder nada, y sin asomarme a comprobarlo, amargamente cómodo en la convicción interna de que todo seguirá igual, acaece que hoy que viene gente a tocar a mi casa regularmente, que hay mujeres interesantes, que tengo mucho trabajo y me sale bien, que tengo un cutre pero flamante carné de profe de Taijiquan... la inseguridad y la falta de costumbre me hacen sentir cierto vértigo, y me da miedo aturullarme un día y que se me arrugue. Así de sencillo. A algunos parece que nos molesta que nos pueda ir bien.
La inercia es algo peligroso, pero en gran medida por la aparente comodidad. Es peor en sí la pereza. ¿Cómo no va a suceder nada, si todo consiste en que las cosas se sucedan?

lunes, 19 de noviembre de 2007

Música para todos

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"Why can't we be friends?, Why can't we be friends?, Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?, Why can't we be friends?, Why can't we be friends?, Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?,Why can't we be friends?"


Porque me caes muy mal, joder.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Elfalópoda

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El otro día soñé con esos ojos de altamar, poderosos y profundos, que ocultan Mundos enteros y Edades, como ojos de elfa poderosa, capaces de gran sufrimiento, pero cuyo poder ahuyenta la oscuridad. Buscaba a mi amiga entre el peligro más que para defenderla, para protegerme.

Ella me dirá que eso no es posible, pero no se da cuenta quizá de que eso lo dice porque ella está en el ojo del huracán, donde no oye rugir a los vientos de su propio poder, y desconoce aún el modo de controlarlos sólo escuchando tranquilamente qué es lo que quiere el mismo aire.

Apuesta

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La confianza no deja de ser una apuesta, más o menos segura, que se elige, así que mejor hacerlo conscientemente. Sobre todo porque se puede perder. Para qué quejarse de haberse equivocado en una apuesta después de hacerla. Cuando una conducta puede tener sólo dos causas igual de probables, mutuamente opuestas y excluyentes, interpretarla es una apuesta a cara o cruz, evidentemente. Y la posibilidad de ganar mucho incita a poner mucho en juego.

No puedo, después de una semana de borradores, poner aquí más que estas cuatro obviedades, y me siento un poco idiota.
Supongo que es lo único que tengo claro tal cual, independientemente de la seguridad que pueda tener en mí. Es muy posible que tenga demasiado poca confianza en la solidez de mi autoestima. Y esta es una de las cosas que hipócritamente he eliminado más veces de esos borradores, para luego verme obligado a volver a escribirla.

Puede que todo el juego que me ha traído aquí acabe en un "gracias por participar", puede que cambie un par de vidas. Puede que me haya dejado apuntar a un juego en el que no puedo aportar más emoción, si es lo que se busca. Por mi parte puedo decir que emoción me sobra.

Puede que realmente sobre, que le dé a este baile más importancia de la que merece. Después de todo, a día de hoy todo está en mi cabeza mientras no se demuestre lo contrario, además de en cierto encogimiento visceral. La navaja de Ockham está para algo, pero en el postulado se habla de necesidad, y ya he hablado de eso. Y también se puede apostar a la posibilidad más agradable, aunque sea la más pequeña.

Al final opto por limitarme a publicar de forma ininteligible e idiota, idiota como repetir obviedades, como titular así el blog y luego regodearme en lo contrario, como mi autoestima, como sería no tenerla, como este sobrecogimiento de tripas que se refuerza cada vez que miro una foto, o cuando busco con un cartel en el pecho.

viernes, 26 de octubre de 2007

Paseo por el manzanal

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Y creo que me parece así, que me siento extraño oyéndome convincente, que me avergüenzo de alguna manera de esa capacidad de transmitir algunas cosas llegando a verlas como charlatanería en mí mismo aun sabiendo que soy sincero y todo lo honesto que sé, porque no estoy acostumbrado a "querer" cosas. Podéis decir cada uno con vuestras razones, que es porque en mi infancia y después me concedieron poco y cosas así, pero es que nunca fui uno de esos niños que alargan la mano, incluso el dedo que es peor, compulsivamente, emitiendo gruñidos exigentes y con un ansia fiera que saciar.

Así es lógico que me resulte fácil desprenderme de ciertas cosas... Acabo de darme cuenta de la ventaja que llevo con respecto a mucha gente frustrada. De ningún modo hay que extrapolar conclusiones de esto, pues la historia del Zen está llena de ilustres personajes con mucho nervio, y la del Mundo de exitosos avaros mansos.

Lo que es necesario distinguir es entre la claridad con respecto a las propias necesidades más la determinación por cubrirlas (sin hablar hoy también de ambición, seguridad en uno mismo, constancia u otras cosas que irían en el mismo tomo, y más allá de la "cobertura de los mínimos"), por cubrirlas uno mismo valorando fines y medios,
y el "¡mama quero!" estridente de un infante repelente en proceso de malcrianza. Y esa frase suena como debe sonar. Hay una diferencia importante entre el niño que alarga la mano, para coger, y el que alarga el dedo, para que le traigan.
Cuán equívoco puede ser el parentesco entre egocentrismo e introversión.

Hace poco me vi en un punto en el que reconocía claramente la necesidad de experimentar logros, de sentir que escojo y consigo alguna vez. Y si tan en cuenta lo tengo hoy es que es donde sigo, y he de reconciliarme del todo con ese mecanismo para seguir sanando.
Y que necesito cosas, vaya un pijo.

jueves, 18 de octubre de 2007

Misterios más bien nada inquietantes

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Me presentan, por la mañana, habiendo dormido de menos pero bien, a un amigo grandote. Como se escucha bien todo desde fuera salgo por la ventana a ver cómo está hoy el campo, y tomo el fresco, y vuelvo a entrar pero de cabeza y como el gato, todos temen que me caiga pero ya deberían saber que me sobra felinidad para cosas tan tontas como entrar por una ventana.

Jp me toma el relevo, le parece buena idea cambiarme el sitio para salir a tumbarse en el camino de tierra, manos al cogote, a mirar el cielo, mientras todos nos sorprendemos gratamente y nos miramos entre nosotros su mujer y yo, en silencio y con ojos alegres por ver que está tan bien, tan reconciliado con todo lo que lo merece al menos, tan en paz. Aunque en mi mirada no se evidencie también el profundo amor sexual por él, claro.

El amigo empieza a mover cosas telequinéticamente y todos ríen mientras yo, serenamente sorprendido, les reprocho no avisarme antes de algo así. ¿No podéis tener amigos normales, cabrones? Me voy a hacer normal sólo por joderos. Se descojonan, tambien Jp desde el camino, sin necesidad de mirar aquí. "Se está bien ahí, ¿eh?" "De puta madre"... Te queremos, gilipollas, que lo sepas, te hagas o no viejo.

viernes, 5 de octubre de 2007

Cambio de tiempo

¿Ya te has duchado? ¿Estás vestida ya?
Ah, no, sigues con el albornoz... Andas por ahí impúdicamente. ¡Como para meter la mano! Ahí, al calorcito húmedo que te llevas de la ducha.
Es una prenda peligrosa, el albornoz, a pesar de tan aparatoso nombre. Así, a lo tonto, juega uno con el cordón, y en un despiste se ha soltado, y se abre un poco en ese cruce del pecho, y se vislumbra esa peca. Iré conquistando constelaciones conforme vayan asomando. Sin tocarte, tal vez pueda decirte cosas que te incomoden un poco, para que te muevas y se suelte más, y asomen más pecas, y se huela la humedad limpita que sale de dentro. Más que nada, para que evapore, no pienses mal, para que te seques del todo y así estés totalmente suave...

Otra cualidad de semejante bata de toalla es el peso: hay un momento en que no se puede evitar que caiga por sí misma, aunque uno acaricie un hombro. Castamente, por supuesto. Pero la impresión puede ser fuerte si cae de golpe. Y me puedo hechizar por un momento y desviarme del hombro, a investigar curvas, para ver cómo van de secas nada más, apenas rozando. Tal vez soplando levemente si alguna parte no se ha secado del todo. Por colaborar.
¿Qué podría pasar? ¿Alguna nueva sorpresa, alguna destacable peca gigante iba a hacerse notar? Puede ser, no hay que despreciar el poder de una leve brisa... y una mano rozando, también. Pero rozando, apenas el vello. Todo muy casto y con la mejor intención. Quizá ese pezón, rey de los lunares de ese lado del cuerpo, exija atención preferente. Y si ya se ha secado por sí mismo, pues se humedece un poco y se vuelve a empezar, para no hacerle de menos.

¿Qué me diría entonces, ese pezón, si lo humedezco un poco? Nada de vicio, con la punta de la lengua todo lo más, para volver a soplarle y escuchar si hay viento de respuesta. Y si tiembla, poco a poco para que no le dé mucha impresión volver a abrigarlo un poco, acercando la palma de la mano. Intentaría imitar la forma para no tocar y que se note el calor... Pero el pezón sobresale y sale al encuentro, y roza la palma, así que si él lo pide... No hay que negarle lo que pide, es por cortesía.
Aquí hay ya muchas cosas que apreciar, sin prisa. La suavidad, la tempertura, poco a poco el peso... El peso, para eso ya hay que agarrar un poco. Levantar y sopesar...incluso creo que hay más confianza, como para un pequeño lametón. Y ahora que ya voy conociendo este pecho, puedo ir a atender al otro.
"-Volvemos al punto de partida... otra vez húmeda"
¿Y eso, a ver? ¡Si no me has dejado que te coja de las caderas siquiera! Porque no es igual apretar un pecho que una cadera, mientras subo dando besos desde el pecho por el cuello. Pero esa humedad misteriosa que surge espontáneamente habrá que investigarla.

Uno es prudente, y el peligro que tal vez sin malicia pueda esconder tal aventura merece una exploración pausada. La inquitante vibración del terreno lo confirma.
Hay un cambio notable de temperatura cuando la mano pasa de la parte externa del muslo a la interna. Eso es algo que llama a la prudencia, nunca se sabe. Tengo entendido que donde mejor se aprecia la temperatura es en la piel que hay sobre el labio superior. Y esto hay que investigarlo con instrumentos de precisión. Una zona muy sensible para otra similar, es lo justo.
¿Qué me encuentro a estas alturas de la aventura? ¿Humedad, dices? Una exigente y tierna humedad salada... y algo ácida tal vez, sólo hay una manera de aclararlo. Cede, late, se abre. Sí, sin duda mucha humedad. Puedo cogerte las caderas mientras. Es por el contraste; las caderas están secas. Es otro mundo... y ese pezón, ¿cómo estará allá arriba mientras busco con la lengua? Con la cadera cogida no puedes escaparte, y esto ya me empieza a parecer un poco menos casto.

Déjame volver a subir dando besos hacia arriba otra vez, aunque sea para despedirme. Yo sólo estaba jugando con el cordón de albornoz. Te arde el cuello.
Ven, te llevo a la cama, que parece que tienes fiebre.

martes, 2 de octubre de 2007

Refrán para dentro de doscientos años

"Hace cien años, todos calvos"

lunes, 24 de septiembre de 2007

Fuera de lugar

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-A ver, cuida dónde pisas, no jodamos los brotes -digo a la encantadora chica que ha decidido hacerme de guía dentro de sus posibilidades. Básicamente lo que hace es compañía.

-Si cuidado tengo, pero no sé que pijo hay aquí plantado. ¿Qué hojas tengo que respetar, las del lomo del caballón o las de abajo? -me dice, concentrada. Cuando veo que los caballones forman cuadrícula, ya no sé qué contestarle.

Un chico con cara de muchos años que hay acuclillado en un cornijal nos dice, señalando imprecisamente con el dedo:
-Ahí, pisa ahí, sin girar al pie, no te preocupes mucho.- Parece conocer a mi compañera, que es vecina. Aunque no de nacimiento, justo al revés que yo-. Ustedes queréis salir por el lado de allá, ¿no?

-Pues sí.

-Oye, pues ya que vas para allá, como pasáis por delante del cementerio, llévate estas flores para mi padre, que cayó...

-Sí, ya, que se cayó y se torció un pie y está tomando el fresco en la calle del cementerio esperando ver llegar al primo del ramo para descojonarse, ya me lo sé, que hoy llevo una camisa por esos azares del destino y soy castellano, pero no payo. Y no me vendas motos, anda.

-Bueno, pues motos motos no sé, pero te veo a pie. Qué majo el tío, ¿de ánde lo has sacao? -dice a mi compañera que mira callada, contento y agradecido por tener conversación en lugar tan perdido y silencioso.

-Nos ha jodío mayo, por tu bancal quisieras que fuese con dos carros. Por ahí aparcado tengo el coche. A decir verdad, aunque no es que me quede mucho combustible, el problema viene siendo -los dos se sonríen sin malicia- que no encuentro la salida de la ciudad.




Lo cierto era que, al llegar conduciendo al extrarradio, me había despistado mirando las vallas publicitarias. No suelo fijarme en esas cosas, pero al ver lo inusual del soporte, no pude evitarlo. Los anuncios se lucían impresos a todo color en prendas gigantes que colgaban de enormes tendederos. Alguien había aprovechado esa tendencia a mirar la ropa tendida que alguien ha de tener, y yo me perdí mi salida. O eso creo, porque no llegué a verla.

Pudo tener mucho que ver la falta de sueño que arrastraba de la noche anterior. Una mierda de fiesta de cumpleaños, con lo claro que tengo a estas alturas cuándo he de ir y cuándo no a una fiesta como invitado por compromiso. Había gente no demasiado asesinable entre tanto estirado soplapollas, no así los que iban trompiconeando y salpicando cocacola con lo que fuera en mis zapatos con cursi desconsideración. Así que decidí largarme, mientras buscaba agachado ante el zapatero un trapo o algo parecido con que limpiarme los salpicones. No encontrándolo, me pareció bien preguntar uno que pasaba a mi lado, que me pareció iba suficientemente confiado por el pasillo como para ser familiar o habitual de la casa. No parecía entender gran cosa, y empezó a dejar de parecerme bien.
-¡Para los ZA-PA-TOS! -le decía, borracho, a su sonrisa imbécil-. Rag , clóz, ¡FOR DE CHÚS!
Y mientras me levantaba, dispuesto a irme con los zapatos como estuvieran si no había cortinas de camino a la puerta, el tipejo se puso a llamar a otros, diría que por haber malinterpretado mi postura y mis palabras. El pobre idiota, que resultaba ser Keith Richards, lo mismo había creído que le estaba suplicando una versión de Blue Suede Shoes o a saber.
Y resultó que estaban ya deseando que alguien les pidiera tocar, porque no les hacían ni puto caso en la fiesta, tocar aunque fuese en plan desenchufado, en plan ya ha llegado un cretino con guitarra, demasiado bueno era. Y bueno, un grupete en directo era más de lo que esperaba de aquélla noche, aunque fueran los Rolling. Incluso me ofrecí para la batería, que por ahí tenía la portátil, la de viaje. Y no era por mí, pero mis platillos no eran de una pulgada de grosor ni de ochocientos dólares (trescientos noventa y pico pounds).
Se hicieron una mierda de Jumpin' Jack Flash que sonaba como el culo, pero lo pasé bien, gritándoles junto a una chica que tenía al lado que si se sabían "Quiero ser millonario", de los Ilegales. Pero hubo que irse y el alojamiento era compartido y por cosas que seguramente no vienen al caso no pude dormir casi nada, así que finalmente y al menos con el calzado limpio, me fui de allí al amanecer.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Carné de gurú

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-Buenas niño, ¿cómo andas?
-Con los pies, manteniendo la cabeza en la parte de arriba, y apoyandome alternativamente en los dos pies, y hacia adelante... Me noto raro y descuadrado por el par de semanas que llevo sin taiji.
-Entonces todo bien, yo llevo dando trompicones toda la mañana.
-¿Y eso?
-Estoy un poco nerviosa. No quiero hablar de ello para no perder gas, pero vamos así en breve, hoy voy al abogado para lo del divorcio. Salí perdiendo demasiado.
-Debe de estar muy resentido; le privaste del lujo de tenerte. Sobre todo si es de los que creen como es habitual que se puede "tener" a alguien. No escuches el ruido de su cabeza, eso es cosa suya y para él, tú vas a hacer un trámite y lo que oigas , como si oyes una maquina de tabaco: "Su ataque debido a mi frustración personal, gracias"
-Mejor respiro y saco la fiera...
-¡¡No escuches tampoco de más el ruido de tu propia cabeza!! ¿Ahora qué tienes a la izquierda?
-Un libro, una taza y una muñeca de Alicia, tabaco...
-Aha, ¿y a la derecha?
-Un pendrive, un mechero...
-¿Y estás sentada en...?
-La mesa del salón
-Pues yo te veo estupenda, no veo nada al acecho, estás sana y cómoda... ¿Tienes demasiado calor, hambre, dolor físico..?
-Qué va, la tripa un poco revuelta y me tiembla el pecho por dentro.
-Eso es ansiedad y es de la cabeza, aprende a respirar, de momento observando. Sin prisa alguna por hacerlo, como si se te ovidase. Es lo bueno de que sea semirefleja.
-Cuando respiro profundo parezco una locomotora.
-Y soltar despacio, acompañando como en un paseo sin prisa ninguna. Mejor cuando termines de fumar.
-Mejor mejor, he tosido mogollón.
-Fumar relaja porque da la sensacion de control de la respiración, y hay mucha gente que es el único momento en que lo hace. De hecho, fumar deprisa estresa más.
-Cuando dejo de fumar me quita el mono respirar como si estuviera fumando.
-Claro, es la mitad de la adicción.
-A veces lo que hago es ponerme una mano en el pecho, y otra en la boca del estómago y respirar con el bajo vientre.
-Eso es cojonudo para el hipo. Si hicieses esos ejercicios y otros que van despues, fumarías muuucho menos.
-Sí, estaría bien. Quiero dejar de fumar.
-Pues lo primero, nada de prisa. Ve practicando, pero sin pensar en fechas. Y en nada, si puede ser. Eso es dificil, nada es NADA.
-Bueno, a mí se me da bien pensar en nada.
-Eso habría que verlo, no me lo creo... Pues niña, te veo preciosa y relajada. Eso de por sí ya es estar preparada
-Gracias
-Para lo que sea. No sientas tu fuerza como una cosa sólida contra la que se estrellan las olas.
-¿No? Pero eso sería bueno, ¿no?
-No, sería lucha, no fluidez. Es más fuerte la ola.
-Es cierto, be wave.
-Claro, biguáter, máfrén. Y la ola se levanta sólo al final, un momento, pero lleva mucho viaje sin agitarse. Si eres fluida, los golpes te resbalan, te traspasan, y ahí quedas tú, tranquila y sin enfadarte. Recuerda la Letanía Contra el Miedo... Si acaso asómate a algo de compasión si la ves, pero sin quedártela.
-Me parece muy buen plan, yo no quiero hacerle daño.
-Cuando hay silencio, todo es música, lo mismo un coche que un pájaro. Silencio en tu cabeza, quiero decir. En ESO piensan los gatos cuando se ponen en pose de esfinge: en nada. Y pocas veces se equivocan al calcular un salto.
-Tomo nota.
-Pues me voy a trabajar, un abrazo fuerte.
-Oye, eres bueno, deberías meterte a gurú, mejor que hacer eso que haces.
-¡NO tomes nota! ¡Qué afán de acumular! ¡Quema el papel! Y no me digas tanto lo de gurú a ver si me lo voy a acabar creyendo.
-Muchas gracias, niño, estoy mucho mejor.
-Gracias a tí.


Desde luego me llenaría más dedicarme a quitar ansiedades a la gente, si fuera posible, pero leo esto y me suena a librejo de autoayuda, a artículo de la revista Saber Vivir o suplemento dominical para mujeres idiotas, con patrocinio de herbolario con franquicias. Me suena a pose de iluminado para ligar. Me aterra que cuando te hablo de estas cosas creas que apoyo la homeopatía, o que tomo leche de soja por religión en lugar de por los mocos que me produce la lactosa.
No, no es tan horrible. Simplemente he de recordar que si no trabajo para mí poco voy a servir a nadie. Y se me acumula la tarea, adelante pues.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Calma

El vacío sigue ahí, pero ahora es algo conquistado. No hay inquietud, ansiedad ni dudas en la nueva ausencia de necesidad.
Cuando uno confunde necesidad con carencia puede inclinarse a intentar llenar compulsivamente un hueco, cuando simplemente alivia un poco cada nueva dosis de lo que sea en el preciso momento en que se consume. Pero no se tapa el agujero, la necesidad. El arreglo es eliminar el agujero, restablecer la perfección del plano.
Aún queda mucho, queda todo; cuántos valores tomados como parte de mi identidad son sólo parches copiados de fuera. Cuánto de ese caudal de información agobiante es de manufactura propia, cuánto trabajo mal enfocado... y sin embargo, necesario.
"No puedes conseguirlo poniéndote a pensar, pero no puedes buscarlo sin ponerte a pensar".