jueves, 28 de junio de 2012

Mi gato me enseñó a meditar

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Mi gato no es de mi propiedad: es mi gato como mi hermano es mi hermano.

Mi gato duerme mucho, pero sabe estar despierto.
Mi gato anda despacio, pero caza como un rayo.
Sus ojos inteligentes reflejan su sabia mente vacía.

     En el entretiempo
     las cañas bailan al viento
     fresco de la noche

Un gato, en silencio, recorre su sombra.

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Hace demasiado calor para hacer nada.
Así que me echo una siesta para pasar lo peor
refugiado en mi fecundo mundo onírico,
donde todo es posible.

He soñado que iba a un parque
fascinante, loco y mágico,
pero me tenía que volver
porque hacia demasiado calor.

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