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Lo nuestro parece brusco, parece raro, porque componemos un sistema cuántico, con un quantum desconcertante de medidas astronómicas, similar al estornudo de un magnetar.
La energía se las apaña para repartirse, las estrellas colapsan cuando les toca y en algún momento tras una crisis, desde un punto existe estabilidad aparente, mientras los ciclos visibles que nos son familiares se repiten.
Ha llegado el otoño, el universo funciona y la ansiedad ha desaparecido. Esto es una buena noticia.
jueves, 25 de septiembre de 2008
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