jueves, 20 de diciembre de 2007

"Nos comimos su comida,/ nos bebimos su bebida..."

.

"-Qué bien te lo pasas, ¿no?"

Pues sí, últimamente digo de todo que es divertido. Disfruto de pisar suelos con unas u otras texturas, del viento en la cara y esas cosas típicas. Disfruto de jugar, de aprender a tener la mente tranquila, o entretenida en asuntos personales mientras el trabajo intenta volverme loco. Disfruto como nunca de la sorpresiva lentilla helada en el ojo por la mañana, o de una gota igualmente helada en el oído (casi más que la lentilla, porque lo notas por dentro en toda la cabeza, tras el ojo también. Tal vez si lo combino con la lentilla alcance la iluminación. O se me congelen los sesos, hay que probar).

Me mola ver las cosas que se mueven deprisa, y las que se mueven despacio -un bicho sobrevolando una planta es todo un espectáculo.

Disfruto de lo que pasa, y a veces también de lo que no. De montar en el coche y no verme flaseada la retina por el reflejo del parasol (¿hay asociación de damnificados por los reflejos traicioneros de reflejos en parasoles plateados, ADPRTEPP, que suena estupendo? ¿Alguna división de la ONCE?).

Y me sale la vena gurú cuando gente a la que no me gusta ver sufrir sufre por emociones descontroladas como un ansia, un miedo a una entrevista profesional o personal, una impresión ante lo desconocido, una vergüencilla sin importancia aparente... No seré quien diga que es sólo cosa de darle un botón, ni lo diré aun cuando lo encontrare y dominare (me gusta también usar tiempos verbales en desuso), porque hay que currárselo, pero las emociones se pueden transformar; sufrimos por cómo nos tomamos las cosas más que por ellas mismas.

2 comentarios:

Miss Calamar dijo...

Por este tipo de cosas creo que eres sabio.

Maërandor dijo...

Bah, qué va, si lo escribo todo para recordármelo, que si no se me vuelve a olvidar. ¡Eres un amol!